Érase una vez, una autora en apuros que escribió un libro inspirado en un cuento popular poco conocido. Cinco años después, ha vendido un millón de ejemplares, ha ganado todos los premios y tiene a Hollywood a sus pies. Oliver Bennett revela cómo El Gruffalo se convirtió en la mayor bestia de la ficción infantil.
En una reciente fiesta infantil en Islington -este barrio londinense es el hogar de los padres bienpensantes- no hubo ni un mago dudoso, ni un payaso trágico, ni siquiera sillas musicales. Habría sido demasiado cursi y competitivo. No, esta madre y este padre modernos crearon una representación de marionetas de El Grúfalo. De la veintena de niños presentes, todos se sabían todas las palabras y las coreaban al unísono, un sonido tan angelical para sus padres como demoníaco para los vecinos.
Es posible que usted no haya conocido todavía El Gruffalo. Si es así, es casi seguro que no tiene un hijo menor de ocho años. Escrito por Julia Donaldson e ilustrado por Axel Scheffler, este libro de culto se publicó por primera vez en 1999. Poco después fue calificado como «un clásico moderno», ganó el premio Smarties Gold (el equivalente al premio Booker de literatura infantil), se llevó el premio Blue Peter al mejor libro para leer en voz alta y el premio Experian Big Three. Se convirtió -y sigue siendo- uno de los libros ilustrados más vendidos del Reino Unido.
Cinco años más tarde, el libro sigue creciendo de forma imparable. Se ha hecho una obra de teatro y, últimamente, una película de la obra, de la compañía Really Useful de Andrew Lloyd Webber – actualmente se vende directamente en el sitio web de Really Useful, y se distribuirá esta Navidad. Varias empresas de televisión y una productora cinematográfica de Hollywood han intentado recientemente hacerse con un poco de acción de Gruffalo. Hay productos como rompecabezas y juguetes, aunque la editorial aún no se ha decidido por esta fuente de ingresos. El año pasado, el libro superó su millón de ventas y es justo decir que El Grúfalo ha entrado en el canon de los libros infantiles más queridos que incluye Winnie The Pooh de AA Milne, El gato en el sombrero del Dr. Seuss y Dónde están las cosas salvajes de Maurice Sendak, un libro con el que tiene algo en común.
El Gruffalo tiene una especie de profundidad folclórica: si lo coges, es como si lo hubieras leído antes. «Un ratón dio un paseo por el profundo y oscuro bosque», comienza, y, mientras el heroico roedor camina, se salva de ser devorado por un zorro, un búho y una serpiente, hilando una historia sobre un amenazante monstruo con el que está a punto de almorzar: «Tiene terribles colmillos, y terribles garras, y terribles dientes en sus terribles mandíbulas».
Los posibles depredadores del ratón lo dejan ileso, pero entonces se encuentra con un grúfalo real y hambriento -la imaginación hecha carne- dispuesto a comérselo. El ratón, muy listo, se jacta ante la bestia sombría y agresiva de ser la «criatura más aterradora de este bosque», y lleva al Gruffalo al encuentro de los depredadores, que huyen ante el monstruo. El Gruffalo cree que el ratón los está asustando y huye. Y, como un maestro zen que ha utilizado la agresividad de sus antagonistas contra ellos, el ratón se sienta a comer una nuez. Los dibujos de Scheffler son magistrales, y todo rima, un juego rítmico para niños que se lee en voz alta y que coge ritmo como un cohete.
A Michael Rosen, autor y locutor de libros infantiles, le encanta. «Es la perfección métrica del Dr. Seuss combinada con una historia maravillosa», dice. «Encaja como un cristal, con todas las facetas en armonía».
Kate Wilson, directora de libros infantiles de Macmillan, editores de El Grúfalo, dice: «Funciona muy bien como experiencia compartida: a los adultos les gusta tanto como a los niños. El Grúfalo da miedo sin ser terrorífico, y tiene muchos detalles. Me encanta esa verruga venenosa en la punta de la nariz». El experto en libros infantiles Nicholas Tucker, profesor de la Universidad de Sussex, afirma que personajes como el Gruffalo tienen una resonancia especial entre los niños. «Escribir sobre animales siempre es popular, y dar con un nuevo monstruo con un gran nombre es realmente hábil, sobre todo porque el monstruo da miedo pero también tiene un carácter adorable».
